Dos cervezas y mis huevos llenos

24 de mayo de 2008

La época estudiantil llega a su culmen, ¡al éxtasis! Yo divago, estudiar puede esperar, eso me digo. Hago deporte, bebo cerveza, mi vida se columpia entre la abnegación y el entusiasmo. Me miro la polla, ella me mira, se establece un diálogo no explícito entre ambos.

Van pasando los minutos, el sonido del messenger acribilla mi cabeza, ¿o eso lo hace la cerveza? Los mosquitos entran en la habitación, el buen tiempo ha llegado, ya podré desarrollar mi hobby preferido, complementar el gotelé de la pared con las vísceras de mis amigos los mosquitos.

Acabo de mandarle un correo a una amiga, siempre le doy la barrila con mis tribulaciones, ¡bendita ella que me soporta! Es buena chica; te sonríe, te mira con cara dulce mientras te habla, te murmura, te hace sentir parte ella.

Pocas amigas me quedan, pocas soportan mi escondida misoginia y ferviente radicalidad ¡o no las aguanto yo! Supongo que será lo primero, yo en cambio... ¡soy tan paciente! ¡lo aguanto todo! Cada vez hay menos donde rascar, la uña no raya al acero ¡ni a la madera! De eso ya me di cuenta hace tiempo, cada uno tiene su lugar y su momento... ¿dónde estará el nuestro?

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