Soliloquios de una noche muerta

2 de noviembre de 2007

Otra noche más, noche de diversión basado en lo mismo, alcohol y mujeres, atractivo plantel. El alcohol llegaba a mí, seguía llegando, las mujeres al revés, todas se centraban en una. Todos mis pensamientos encauzados a ella, todo giraba excepto ella.

Conseguí divertirme, estuve con los amigos, es lo mejor que hay. De vez en cuando torcía la mirada, la buscaba, la encontraba, ella no a mí. Buscaba otro distracción, otras mujeres contonearse, nada significaba.

La peña me caló, me descubrí absurdamente, no hay nada que mi frágil yo pueda ocultar. Me sentí vulnerable, la gente me saludaba, no sé en qué tono, burla o aprecio. Al menos me tenían en cuenta, pensé.

Mi brazo derecho cayó, cual síntoma de toda mi existencia. Me escudé en él para mis caras de bochorno y asco, no podía ocultarlo, era inútil. Lo asumí, no había que luchar sino disfrutar.

Todo cambió, comencé a sonreír. Incluso ella se acercaba, se contoneaba. Parecía que todo se esfumaba, se desvanecía, en sus caderas, miradas, todo lo demás era vació, ella lo absorbía todo. Yo respiraba.

Todo ello me encaminaba a un sendero que no quería volver a trazar, no más pasos atrás. Me despedí de ella y del resto, camino solitario a casa, me encanta reflexionar en la fría noche.

Cual loco comencé a hablarle a los edificios, a las calles, coches, testigos inertes de mis emociones más desenfrenadas, a causa de un trago de más. Me sentí comprendido, nada se me rebatía, me respondía a mí mismo, era triste pero esclarecedor.

Me di cuenta que poco valían mis sentimientos, todo acaba en un suspiro, en un beso mal dado, en uno no dado. De qué servía lamentarse de la costumbre, de lo habitual; era estúpido y obsceno.

El soliloquio acabó, me sentí conforme y ridículo. Mis sentimientos vienen y van, discurren por un cauce, alguien los recoge, los manda a la nada, al vacío más grande. Al mar de mi soledad.

PD: Esto ha sido escrito a las 5:30 en plena borrachera. Del contenido y la calidad no me responsabilizo, puesto que no lo recuerdo. Para no romper la magia, no me lo releeré.

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