Abstinencia

3 de octubre de 2007


La abstinencia es una mierda. Además de imposible. Follar es como comer o beber, algo que no se puede evitar. Así los curas-los del celibato radical- se restriegan con tiernos efebos a la menor oportunidad.

Y eso es lo que conocemos ahora. Hace nada MCN me contaba que habían descubierto un pasadizo secreto entre la catedral y una iglesia de la capital. Y evidentemente no era para que hicieran deporte los frailes. Sino para las correrías nocturnas con las piadosas monjitas

También me comentaban hace nada que en un antiguo monasterio-creo que el que estaba en el Cuartel de Artillería- se habían descubierto una cantidad ingente de fetos de bebe adosados a las paredes. Las monjitas se ve que no necesitaban clases de medicina-ni de teología- para abortar.

En general, la abstinencia es imposible. Claro esta.

Hace unos años, Julia venia a menudo a casa. Se puede decir que éramos amigos- más de compromiso que de otra cosa-. Ella fue quien propuso que libres los dos, nos lanzáramos al polvo mañanero antes de ir a clase. Era como llamar a una puta pero gratis. Me despertaba, desayunaba y al rato llamaban al timbre. La verdad es que se me empalmaba solo con la llamada. Era como ese condicionamiento pavliano- el sonido del timbre inmediatamente me recordaba el orgasmo y claro- que algunos hemos estudiado y la verdad es que me ponía cachondo mil.

Eran grandes polvos, me enseñaba sus apuntes o nos contábamos alguna historia insustancial mientras mojábamos nuestros labios. Luego yo me levantaba, me acercaba a ella que estaba recostada en el sillón, y merodeábamos nuestras caras. En nada ya estábamos semi-desnudos, yo encima, rozando mi polla contra su clítoris. Amenazando con la penetración, mientras ella suspiraba de placer. Las pocas veces que se la metía me corría rapidísimo. El miedo a ser descubiertos, unido a lo cachondo que me ponía la situación activaba todos mis resortes vitales

Desgraciadamente-creo que para los dos- pronto renunciamos a esos polvos por actividades quizás más sociales.

Hace unos días, recibí una llamada. Era ella. La conversación fue corta, de nuevo apareció, de nuevo esa sensación extraña de forzar una conversación hasta que uno de los dos se decidiera. Fui yo.

- Oye, que me he quedado solo en casa. Pásate y lo hablamos más tranquilamente. Tengo media botella de Jack Daniels

Ella accedió. A regañadientes para no mostrar que tenia tantas o mas ganas que yo. Creo que ella también se corría fácil aquellas mañanas.

El sonido del timbre recupero la erección que hacia tiempo que no tenía. Mis recurrentes problemas sexuales me habían hecho ajeno al sexo. No disfrutaba con el, por cuanto sufría mas de lo que disfrutaba. El urólogo llamaba a mi puerta

Entro mas esplendida que nunca. No fue guapa en su vida. Tenía la nariz grande, los pechos pequeños y mal marcados, un culo normalito y una cara de pena. Además su pelo era estropajo. Pero esos aires de diva me cautivaban por unos segundos. La acompañe hasta mi habitación aguantando las ganas de cogerla por la espalda y rozarme con ella.

Pronto la cosa se enfrió. Recibió una llamada y mientras me entretuve jugueteando con una pelota de tenis. Al colgar, me acerque a ella, puse mi polla a la altura de sus ojos. Ella me miraba con los ojos muy abiertos, como avisando que no desviaría la vista ni un segundo. Abrazo fuerte mi paquete y empezó a rodearlo con sus manos. Masajeaba la zona mientras yo soñaba con que mi pantalón venciera las resistencias y dejara libre mi miembro. Este luchaba por acercarse más y más a su boca, aun cuando la tela del pantalón nos separaba del placer mas profundo. La agarre de las axilas y la subí hasta mi. Nos besamos al tiempo que introducíamos nuestras manos y nos acercabamos a nuestros respectivos sexos.

Enseguida aparecimos en la cama. Semidesnudos y rozándonos compulsivamente como dos perros. La situación era escabrosa. Mientras me rozaba y movía mi polla en círculos concéntricos alrededor de su pubis, ella intentaba cogerme el pene, lo que convertía en violenta la escena.

- Hagámoslo

Me puse el condón. Julia lo estiro hacia la base mientras volvía a la punta y me miraba con esos ojos. Yo repetía machaconamente

- Hagámoslo, hagámoslo

La penetre. Fue seco y directo. Ella gimió- no se si de placer o de dolor, por la profundidad de la penetración- . Me beso y me agarro del pelo, mientras yo mantenía la constancia en las sacudidas. De repente se quedo muy quieta, muda. Mientras me lanzaba al desenfreno de aumentar la frecuencia y mis gritos. Me fui

Me levante y le puse mala cara. Quería que se fuera rápido. Una cosa era follármela y otra muy distinta es que encima me hablara

8 comentarios:

Anónimo dijo...

una historia entretenida, pero el final un poco caotico

Tramp dijo...

llegará el día en que te vistas en la calle deprisa y corriendo por que no tienes ganas de hablar con la tia.

Volodia dijo...

Jajaja. Es que era mi casa

Perry Mason dijo...

Joder, cada día os superáis.

Creo que es el mejor blog de la red....

Manda huevos....xD

La bohême artistique dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MCN dijo...

No hace falta que lo jures cariño mío.

Dirtymente dijo...

muuuuuuuuuuuu ale, ya me libre de fornicar.

Alex dijo...

Es la polla, nunca mejor dicho =)