Sinceridad, hipocresía, depresión… nuestra sociedad.

15 de octubre de 2007

Sencillez, veracidad, modo de expresarse libre de fingimiento.
Así es como la RAE la define, nuestros catedráticos de la lengua.

Para mí es una actitud, una forma de ser, la base de toda relación sana entre congéneres. El continúo discurrir de la vida nos muestra que mi afirmación es una estúpida idea, solo en mente de infelices asociales.

Entonces, ¿si la veracidad, honestidad y demás valores son falacias, en qué se basa la sociedad? La bendita y alabada hipocresía; no os descubro nada, lo sé.

La hipocresía es nuestra amiga íntima, nos acompaña, anima y, sobre todo, nos ayuda a relacionarnos de la forma más social y bonita, nuestra descubridora de nuevos mundos llenos de relaciones vacías. Es nuestra herramienta común del día a día, al menos que quieras perecer en el intento.

El no uso de ella nos lleva a tener que mostrarnos tal cual somos, a ser nosotros, algo horrendo. No puede haber una mala cara, un acto de crítica, no. Todo se basa en el buen hacer, todos somos perfectos, todos nos amamos.

Esto es de por sí insostenible, al menos que tu cerebro se comporte como una computadora. Todo el mundo necesita sentirse vivo. La hipocresía no es más que unos cánones ejecutados por nosotros, un informático lo llamaría código. Nosotros podemos aparentar una computadora, pero hay sentimientos y emociones, eso nos hace vivos, hemos de tenerlos y expresarlos.

Esos sentimientos y emociones reprimidos suelen hervir en nuestro interior, similar a lava dentro de un volcán. Y, al igual que ésta, salen de golpe y causando destrozos. Los destrozos se producen en nuestro entorno, muy dispersos o concentrados, dependerá de la persona supongo.

Ahora hay un nuevo factor, entorno. Hay personas que tienen un entorno fuerte y saludable, labrado en años de bonitas amistades o, al menos, supuestas. En cambio, hay gente que carece de dicho entorno, ya sea por el paso del tiempo y su degradación continua, o por no haber encontrado su sitio en esta sociedad, muy común actualmente.

Ahora nuestro objeto son estas personas, rodeados de falsas relaciones sociales sin un nido o escondite social donde refugiarse en tiempos de tormenta. En este punto llegamos a lo que actualmente se le llama una enfermedad de nueva generación o moderna, la depresión.

Yo, realmente, no he tenido ninguna seria, algún momento de bajón, pero nada preocupante, soy joven, ya llegará mi hora. De la depresión no tengo mucho que decir, yo la veo como una consecuencia de lo anteriormente expuesto. Hemos sustituido la vida tradicional por la vida del éxito, y, como se suele decir, el éxito tiene un precio. La pregunta surge aquí, ¿merece la pena este sacrificio?

La gente no llega a este punto, no pensar es lo mejor, la rutina nos envuelve. Luego vienen los psicoanalistas, psiquiatras, pastillas, suicidios… todo es tan bonito.

3 comentarios:

La bohême artistique dijo...

¿Y lo bonito que sería volver al pueblo y cocinar tortilla de patatas en la sartén abombada?

"A heart that's full up like a landfill
A job that slowly kills you
Bruises that won't heal

You look so tired and unhappy
Bring down the government
They don't, they don't speak for us
I'll take a quiet life
A handshake of carbon monoxide"

(RADIOHEAD - No surprises)

MCN dijo...

Esto no es un fotolog, lo siento.

La bohême artistique dijo...

Ayyy me has pillado. Panyum panyum! Muerta piummm patapláf!